Las personas más estigmatizadas del Barrio Rojo de Calcuta no son las prostitutas sino sus hijos. Estos niños, que viven rodeados de pobreza, abuso y desesperación tienen pocas posibilidades de escapar del destino de sus madres o de aspirar a una vida diferente a la que tienen. Los directores Zana Briski y Ross Kauffrnan muestran la asombrosa transformación que sufrieron los niños que conocieron en el Barrio Rojo de Calcuta. Briski, una totógrata profesional, decide un día enseñar fotografía y proporcionar cámaras a los niños que viven en uno de los lugares más sórdidos y aparentemente desesperanzados de todo el mundo con el fin de despertar las aptitudes artísticas que residen en muchos de ellos. Las fotografías que hicieron los niños no son únicamente ejemplos de su talento y sus grandes dotes de observación; reflejan algo mucho más grande, moralmente mucho más prometedor e incluso mucho más volátil políticamente hablando: el arte es una fuerza inmensamente liberadora y fortalecedora.