
Tras una tremenda metedura de pata, Paco y sus hombres, Lucas y Mariano, son relegados a la comisaría del peor barrio de Madrid, donde tendrán como jefe a Don Lorenzo, el suegro de Paco, y 72 horas para encontrar al resto de los atracadores y recuperar todo el dinero. La fortuita muerte de uno de los atracadores hace que se enfrenten a toda una serie de vicisitudes con el cadáver.
Paco se ve obligado a trasladar a toda su familia a un nuevo barrio más barato y Lola decide buscar trabajo.