El conflicto vasco es analizado y comentado por setenta personas ante la cámara de Medem en típicos espacios de la geografía de Euskadi: frontones, acantilados, playas, montes de caseríos. Desde la diversidad de estas voces Julio Medem compone un complejo tejido de opiniones y momentos históricos concebido desde un doble compromiso ético: la oposición a la violencia y la invitación a un diálogo político.